Prado Silos arranca 2024 con una importante mejora en el acero de sus silos metálicos y en la garantía de vida útil de sus instalaciones: desde ahora, el acero con que se fabrican los silos incluirá el recubrimiento ZM310, desde el techo al cilindro, ofreciendo así una protección ante la corrosión de entre el tres y cinco veces más que los recubrimientos con solo zinc de otros fabricantes.
La fórmula especial del ZM310 combina zinc, aluminio y magnesio, que se traduce una mayor protección anticorrosiva que otros recubrimientos, y además tiene un comportamiento mucho más eficaz contra la aparición de óxido en las secciones y cortes del acero –clave para el buen mantenimiento de los silos . Incluso con un espesor menor, lo que de hecho favorece una aplicación más homogénea y estable sobre la superficie del acero, la capa de 25 micras del ZM310 protege mejor y por más tiempo al acero que el recubrimiento de 42 micras del galvanizado Z600.
La corrosión es el principal factor que determina la vida útil de cualquier instalación de silos metálicos, y es especialmente problemática en ambientes industriales o en climas tropicales. Se trata de una reacción físico-química que tienen cualquier metal ante su entorno, y que acaba afectando a su composición y desempeño. Los efectos son muchos y pueden variar, desde cambios en la apariencia del metal, hasta alteraciones y daños graves al material que pueden suponer un riesgo de operación y para la seguridad. Reforzando la protección contra la corrosión conseguimos silos más duraderos y una gestión del almacenamiento más segura.
Por eso, Prado Silos viene empleando acero con recubrimiento ZM310 para el techo del silo, la parte más expuesta y que más problemas puede causar en la gestión de graneles. Ahora, dentro de nuestro plan de mejora continua de producto, extendemos el uso de ZM310 a todo el cilindro del silo, con una garantía de mayor protección y seguridad.
Por sí solo, el acero responde muy mal ante la corrosión. Pese a su resistencia estructural, la exposición del acero al entorno provoca una serie de reacciones físico-químicas que lo van dañando a un ritmo mucho más rápido que otros metales. Por eso, los fabricantes han empleado acero con recubrimientos especiales que evitan su exposición directa, dejando que esa capa exterior aguante los efectos más adversos.
Tradicionalmente, los productos de acero han utilizado recubrimientos de zinc, con un desempeño hasta 10 veces mayor que el acero ante la corrosión. Mientras el zinc soporta el desgaste del entorno, el acero se mantiene en buen estado; asimismo, una vez la capa de zinc ha sido degradada por efecto de la corrosión, el acero queda expuesto y es entonces cuando empieza a deteriorarse.
Aunque el zinc haya sido un gran aliado para evitar la corrosión, su poder es limitado: por efecto de la corrosión van apareciendo unas manchas blancas en la superficie, que en realidad son depósitos de óxido de zinc. Este, por su estructura porosa, no puede resistir los efectos del entorno y acelera la exposición del acero al exterior.
Para solucionar esta carencia del zinc, los fabricantes han desarrollado una combinación de materiales para el recubrimiento que supera a las protecciones tradicionales que emplean sólo zinc.
ZM310 añade magnesio y aluminio a la colada de inmersión de zinc, lo que resulta en una capa con un comportamiento mucho más duradero y estable. Ante el entorno, el ZM310 crea una estructura muy densa y compacta sobre el recubrimiento, el llamado Simonkolleite, que forma un mecanismo de bloqueo ante la corrosión, frente al poroso óxido de zinc de los galvanizados tradicionales.
Además, al tratarse de una capa tan densa, se extiende por igual por toda la superficie del acero, ya se trate de chapas planas o deformadas – y esto es especialmente relevante en los silos metálicos, con superficies corrugadas y dobladas en refuerzos y virolas.
Cuando fabricamos nuestros silos, el acero se somete a numerosos procesos: cortes, punzonados, corrugados… que van a afectar al recubrimiento, dejando algunas secciones expuestas y generando un riesgo de corrosión. Lo mismo ocurre en obras y montajes, donde los golpes y arañazos pueden eliminar la protección del acero.
Una de las características más relevantes del ZM310 es su capacidad para repararse por sí mismo, el llamado autocurado o autorreparación. La capa de Simonkolleite que se forma en la superficie, apoyada por el zinc de la fórmula del ZM310, se acaba extendiendo con el tiempo por las partes expuestas, migrando por las zonas de corte y cubriendo así al final toda la superficie del acero.
Existen numerosos estudios y pruebas de campo que demuestran que el recubrimiento ZM310 tiene un comportamiento mucho mejor, ya que extiende la vida útil de los silos metálicos y hace que las plantas sean más seguras y estables. Esto ha empujado a cada vez más acerías a emplear esta protección para el acero, lo que permite ahora a Prado Silos incluir la mejor protección contra la corrosión para sus soluciones de almacenamiento.
Un silo protegido con ZM310 es garantía de una instalación con una vida útil más larga, más segura, y de una inversión más eficaz para el mejor almacenamiento posible.