Tras la cosecha empieza una carrera a contrarreloj para evitar el deterioro del grano. Si se quiere mantener una calidad óptima del producto es muy importante tener en cuenta la limpieza del producto, pero también su temperatura y humedad para garantizar un almacenamiento seguro y duradero. En muchos casos, el secado y el enfriamiento del producto no bastan para garantizar el buen estado del producto. Para poder almacenar los granos en aquellos lugares con climas más extremos, podemos tomar medidas y añadir nuevas protecciones que nos ayuden a conseguir un correcto almacenamiento en el silo de acero.
Si queremos un correcto almacenaje del grano es importante estar atentos a la temperatura, humedad y el tiempo de almacenamiento. Mantener esos parámetros en sus valores óptimos se convierte en el mejor sistema para evitar mermas y pérdidas del producto.
Aunque las bajas temperaturas presentan menos problemas para la gestión del grano, unas temperaturas excesivamente bajas pueden suponer rupturas y pérdidas significativas. No obstante, es en los climas cálidos y tropicales donde las altas temperaturas y los ambientes húmedos plantean el mayor reto: esas condiciones son perfectas para que el grano desarrolle sus procesos biológicos naturales y germine. Además, alta temperatura y humedad ofrecen condiciones perfectas para la aparición y propagación de hongos, microorganismos, insectos o ácaros.
Asimismo, las variaciones bruscas de temperatura pueden acarrear otros problemas como la condensación y migración de humedad entre el producto, lo que supone serios daños para el grano y diferencias de calidad dentro del mismo silo, afectando todo el almacenamiento. La condensación puede ocurrir en cualquier clima. Una diferencia de temperatura entre el exterior y el interior del silo de un par de grados puede suponer un riesgo de condensación a punto de rocío. Junto con los ventiladores de techo y los sistemas de detección de humedad, que los activan cuando detectan esta amenaza, el aislamiento puede prevenir también este problema.
Para evitar la pérdida de la cosecha a causa de estos factores, contamos con los sistemas de ventilación y de control de temperatura, que nos ayudan a monitorizar, controlar y mantener la temperatura que necesita el grano dentro del silo de acero. Estos sistemas de control nos dan la información y el mecanismo para tomar medidas ante condiciones indeseables dentro del silo, pero exigen energía y una atención constante a la instalación.
Existen también otros sistemas que nos va a permitir, de manera pasiva y sin costes adicionales de operación o energía, mantener las condiciones óptimas de temperatura y humedad: el aislamiento de los silos.
Gracias al diseño del silo galvanizado, con su disposición de refuerzos exteriores en paredes y techos ondulados, es posible instalar una chapa externa que crea una cámara de aire en el silo de acero entre la capa externa y la parte interna que está en contacto con el grano. Estas cámaras se pueden crear tanto en las virolas como en el techo y el cono, en el caso de los silos de tolva o silos cónicos. De este modo, evitamos la radiación directa del sol en la pared del silo (que puede tener especial impacto para algunos productos, como el arroz con cáscara o la malta) y creamos una protección adicional contra los cambios de temperatura.
Asimismo, en ese espacio que se crea entre las chapas interior y exterior del silo, podemos instalar aislantes específicos, como lana mineral o espumas aislantes. Las combinaciones son varias, pudiendo instalar el aislamiento en toda la estructura del silo, sólo en el cilindro, o sólo en el techo. Con este añadido, dependiendo del material empleado, se pueden conseguir grandes niveles de resistencia térmica, alargando el periodo de almacenamiento en el silo y abaratando los costes de la operación.
En el caso de los silos de tolva, también existe la posibilidad de poder instalar un revestimiento de chapa en la estructura de soporte de los silos cónicos. Con este recubrimiento alrededor de las patas se previene al grano que almacena la tolva (que puede alcanzar los 300m3 en los modelos más grandes) quede expuesto.
Otro sistema de aislamiento pasivo es la pintura. Un silo de almacenamiento con una capa de pintura blanca evita la absorción de calor para de esta forma evadir la radiación solar. Existen también pinturas cerámicas especiales que aportan una resistencia térmica muy alta gracias a su composición.
El aislamiento se convierte de este modo en un gran apoyo a la gestión del grano en silos galvanizados. Nos ayuda a mantener la temperatura adecuada por más tiempo, reduciendo el uso de los sistemas de control activo, como ventiladores o enfriadores, y nos ayudan a ahorrar en el consumo de energía.